domingo, 24 de agosto de 2008

Cuento

. Había una vez...
. Un hombre que nunca supo
. que era la ficción de un hombre
. que nunca supo
. que era la ficción de un hombre que
. nunca supo que...

martes, 12 de agosto de 2008

Girondelas

HAY QUE COMPADECERLOS
Oliverio Girondo

No saben.
¡Perdonadlos!
No saben lo que han hecho,
lo que hacen,
por qué matan,
por qué hieren las piedras,
masacran los paisajes...
No saben.
No lo saben...
No saben por qué mueren.

Se nutren,
se han nutrido
de hediondas imposturas,
de cancerosos miasmas,
de vocablos sin pulpa,
sin carozo,
sin jugo,
de negras reses de humo,
de canciones en pasta,
de pasionales sombras con voces de ventrílocuo.

Viven
entre lo fétido,
una inquietud de orzuelo,
de vejiga pletórica,
de urticaria florida que cultiva el ayuno,
el sudor estancado,
la iniquidad encinta.

No creen.
No creen en nada
más que en el moco hervido.
en el ideal,
chirriante,
de las aplanadoras,
en las agrias arcadas
que atormentan al éter,
en todas las mentiras
que engendran las matrices de plomo derretido
el papel embobado
y en bobina.

Son blandos,
son de sebo,
de corrompido sebo triturado
por engranajes sádicos,
por ruidos asesinos,
por cuanto escupitajo se esconde en el anónimo,
para hundirles sus uñas de raíces cuadradas
y dotarlos de un alma de trapo de cocina.

Sólo piensan en cifras, en fórmulas, en pesos,
en sacarle provecho hasta a sus excrementos.
Escupen las veredas,
escupen los tranvías,
para eludir las horas
y demostrar que existen.

No pueden rebelarse.
Los empuja la inercia,
el terror,
el engaño,
las plumas sobornadas,
los consorcios sin sexo que ha parido la usura
y que nunca se sacian de fabricar cadáveres.

Se niegan al coloquio del agua con las piedras.
Ignoran el misterio del gusano,
del aire.
Ven las nubes,
la arena,
y no caen de rodillas.
No quedan deslumbrados por vivir entre venas.
Sólo buscan la dicha en las suelas de goma.
Si se acercan a un árbol no es más que para mearlo.
Son capaces de todo con tal de no escucharse,
con tal de no estar solos.

¿Cómo,
cómo sabrían
lo que han hecho,
lo que hacen?

¿Algo tiene de extraño
que deserten del asco,
de la hiel,
del cansancio?

Sólo puede esperarse
que defiendan el plomo,
que mueran por el guano,
que cumplan la proeza
de arrasar lo que encuentren y exterminarlo todo,
para que el hambre extienda sus tapices de esparto
y desate su bolsa ahíta de calambres.

Son ferozmente crueles.
Son ferozmente estúpidos...
pero son inocentes.

¡Hay que compadecerlos!

viernes, 1 de agosto de 2008

Gesticulaciones 1

Cerca de mi casa se realizaron hace poco una serie de obras de tipo vial, concretamente en la avenida Leones se construyeron varios pasos a desnivel y otras obras de ese tipo. En medio de todo, el alcalde se preocupó -y ha hecho mucho énfasis en ello- por atender a las facilidades para las personas con necesidades especiales. En el cruce de Leones y Moisés Sáenz hay una especie de distribuidor vial con muchos semáforos e isletas. Coherente con el propósito de apoyar a los discapacitados, las isletas se han provisto de lindas rampas que reciben mantenimiento frecuente para que sigan mostrando el color azul característico de los accesos para sillas de ruedas. Se ven muy bonitas, pero resulta que no sirven para nada.






Como resulta evidente en las imágenes, si una persona en silla de ruedas tratara de avanzar por las rampas y las banquetas, toparía con las señales que avisan que ahí están las rampas y las que previenen a los automovilistas de las curvas. ¿Se trata de actos perversos maquinados por una mente retorcida que busca formas crueles para burlarse de los discapacitados?

No lo creo. Por el contrario, estoy convencido de que se trata de un simple acto de estupidez. Y es que realmente lo último que le importa al alcalde y su equipo son los discapacitados. Mantienen las rampas bonitas y señalizadas como una forma de decir al mundo: "Véanme. Soy un hombre bueno y preocupado por los débiles y los desprotegidos. Véanme, puedo ser un el padre amoroso que cuida de sus hijos si me lo permiten" Es, pues, un asqueroso acto de gesticulación en que las verdaderas intenciones (la búsqueda del poder y de las riquezas que conlleva) se ocultan bajo el manto vistoso de la compasión.

Y es que tras toda búsqueda de poder se encuentra la búsqueda del provecho personal. Igual pasa con los estudiantes que pelean por el control de la mesa directiva, los honestos trabajadores que se quieren sacrificar para servir a sus colegas como representantes, los "intelectuales" que se desviven por lograr un puesto directivo, o un alcalde que aprovecha cualquier oportunidad para decir que es bueno y amoroso. Buscan, más que el poder o la representatividad, los beneficios que conllevan. ¿Mantendrían su interés si se vedara el acceso a los beneficios personales? No lo creo.