jueves, 26 de febrero de 2009

¿Y por qué no te dejaste madrear?

Ayer estuve un rato en la normal celebrando la paranoia del poder (y de verdad que lo estaba celebrando), viendo a decenas de trabajadores que no sabían bien a bien qué iba a pasar en el epílogo de un proceso que de democrático tuvo sólo el discurso. En esas estaba cuando abruptamente hizo su irrupción en la charla y guazanga una compañera decuyonombrenoestoydispuestoaacordarme para increparme con toda la rabia de sus vísceras: "¿y por qué no hiciste tu propia planilla en vez de estarte riendo?"

Claro que no quise entrar en polémica con una persona que en otras circunstancias había llegado a despertar mi afecto y mi simpatía. Menos ante la pobre lectura que hizo de mis actos, por muchas razones: la broma no era con ella, yo no simpatizo con ninguna "planilla", y en todo caso sería una estupidez pretender participar en un juego democrático en un ambiente donde tal situación es imposible.

No. Lo siento, pero no estoy dispuesto a hacerla de patiño en un tongo donde los dados están cargados con mucha anticipación. Y aunque creo que muchos aspirantes a verdugos se quedaron con ganas de hacer correr sangre, estoy harto convencido de que ya encontrarán suficientes víctimas entre sus propios aliados.

Lo que no entendió mi iracunda colega es que su actitud valida mi crítica a los procedimientos, pues pone en evidencia lo que tanto he señalado: no hay tolerancia, no hay democracia, no hay espíritu de apertura. Lo que ella no sabe es que tengo más amigos al interior de ese grupo que tan orgullosamente llama "nuestra planilla" (¡Era "LA planilla"; la única!) que fuera de ella, y la mayoría de ellos están conscientes de mi rechazo a los procedimientos políticos institucionalizados en la ENS. Y mi perspectiva no va a cambiar sólo porque ahora sienta simpatía personal por quienes están ahí, pues la ética no puede quedar supeditada al nivel de beneficio que obtenemos de los actos: ética y afecto son dos dimensiones bien diferenciadas de la sociedad contemporánea; lo contrario conlleva matices de retraso sociocultural.

En el fondo, sin embargo, conservo un alto grado de optimismo sobre el futuro, pues comparto la visión vigotskyana de que la solución a la crisis se engendra en la crisis misma, en la medida en que seamos capaces de identificarla como un fenómeno positivo. Rechazo, en cambio, la idea de que basta sentarse a ver las cosas pasar para que las transformaciones ocurran. En este momento hay demasiadas personas que sienten un alto nivel de gratificación en torno al estado de las cosas, independientemente de los logros reales en términos de progreso social o cultural; sumarse a dicha perspectiva no hace más que agregar tiempo a la disolución de la crisis que enfrenta actualmente nuestro pequeño pero complejo sistema. Alguien tiene que señalar los excesos.

Afirmó Ramos Lozano, refiriéndose al asunto del ISSTELEON, que "Mantenerse en posiciones cerradas y pretender humillar la dignidad del maestro, conduce, necesariamente, a un mal fin".

¿Por qué habría de ser diferente ahora?

miércoles, 18 de febrero de 2009

Monterrey

Hablar de Monterrey está de moda. Su decaimiento social, cultural y económico se vuelve cada vez más evidente, y yo sostengo la tesis de que esa caída inició en las aulas de nuestras escuelas de educación básica y, por extensión, en las aulas de las formadoras de docentes.

Retomo las palabras de Roberta Garza, Directora Editorial de Milenio Monterrey, publicadas el 17 del presente:

Antes, la ciudad abrevaba de un ideario limitado, pero congruente: la honestidad y la responsabilidad eran comportamientos que no se predicaban, sino que se vivían. A la larga la rigidez del modelo fue dejando sólo el discurso, que hoy reverbera como cáscara vacía en boca de próceres inflados que juran que entre más hablen de valores, más serán tomados por personas ejemplares. Impulsores por excelencia del doble discurso en la ciudad fueron sin duda los Legionarios de Cristo, que siempre trataron de manera preferencial a quienes tenían apellidos bonitos o chequeras abultadas. No es coincidencia que su debacle refleje el deterioro de una ciudad donde hoy la simulación lo es todo: supieron tejer sobre debilidades muy similares a las propias. Pero se sigue afirmando allí que Monterrey es un modelo de ética y de virtudes.

Las universidades, cuya planta de maestros estaba entre lo mejor del país, se convirtieron en McEscuelas que hoy escupen hordas de alumnos dedicados a replicar lo aprendido desde grabaciones en pantalla, donde el margen para el pensamiento libre es nulo y donde al teatro de revista le llaman actividad cultural. Allí mandan los administradores, interesados en todo menos en educar, secundados por rectores de muy escasas luces. Pero se emperran en anunciar que son las mejores de Latinoamérica.

Link al artículo completo.
No me interesa apropiarme de sus juicios, sino sustentar que las cosas que muchas veces yo mismo he denunciado (a lo largo de ya muchos años) son cada vez más evidentes. Resulta que estamos inmersos en un sistema educativo que concede mayor valor a lo numerable que a lo realmente importante para su misión: el conocimiento. Personalmente, ya me tienen hasta la madre los esquemas eficientistas que llegaron para quedarse de la mano de las administraciones panistas-empresariales, donde es más importante la cantidad de alumnos que tienes aunque de todos no se haga un sólo profesional, o se concede mayor autoridad a quien detenta más grados académicos, aunque el angelito (o angelita, según sea el caso), no sirva para maldita la cosa. ¿Y qué decir de la ansiedad por la apariencia física de las instalaciones y su equipamiento? Está de más decir que ni lo uno ni lo otro son garantía de mejora educativa.

Tal vez sea tiempo de volver los ojos hacia las personas, sus conocimientos y sus necesidades.

domingo, 15 de febrero de 2009

Chávez

Hugo Chávez ganó su boleto para la perpetuidad. Y el cínico lo celebra como si lo contrario hubiere sido posible. Como si no hubiera usado todos los recursos de su gobierno para presionar y comprar voluntades. Como si la elección hubiese sido realmente democrática.

Son los problemas del poder. El poder embriaga y quien lo haya probado desarrolla adicción.

Y quien lo ha obtenido, hará todo lo posible por preservarlo.

¿Chávez o no chávez?

¿Cuántas formas del verbo "haber" usé?

lunes, 2 de febrero de 2009

Toto, presiento que ya no estamos en Kansas.

Y hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano sin importarles la facha...

Estos son días para la conformidad.

Caminante, caminante, tú que escuchas mi cantar; deja el odio y ven conmigo...

No. No es Navidad.

Tú que recuerdas, quizá, a mi madre o a un amigo que ya no está, quiero que sepas que esta noche él te acompañará...

Es época de fraternidad.

Tú y yo somos uno mismo... ¡ouu-ou..!

Es tiempo de unidad.

El precio que me das por seguir a tu lado...

Es momento de negociar.

¡Somos amigos, amigos, amigos, amigos de verdad..!

Es época preelectoral.