sábado, 22 de agosto de 2015

De lo nuevo que es lo mismo

Existe una frase que tiene un potencial destructivo superior al de una catástrofe natural o un ataque criminal masivo. Sueño y temor de nuestros antepasados primitivos: encontrar el poder de las palabras para constituir las fórmulas mágicas que construyen o destruyen, bendicen o maldicen.

Esa frase, puesta en los labios adecuados, aún ignorando  su poder, inicia un efecto ascendente que se auto-reproduce, para trascender en el tiempo y el espacio con consecuencias irreparables.

"Es lo mismo".

Cuando un educador (docente, gestor, autoridad o administrador) conjura los posibles efectos de una reforma, una teoría o un planteamiento innovador diciendo "Es lo mismo de siempre, pero nombrado de otra manera", genera una barrera al entendimiento y a la transformación; condena a los estudiantes a seguir viviendo la escuela del s. XIX, con el disfraz de un discurso nuevo y el aderezo de utilería tecnológica.

Nunca es lo mismo, pero tenemos que aprender a ver las diferencias, como condición para transformar eficientemente las prácticas transmisivas tradicionales.

O seguir conjurando el cambio.