Podría decir que se me ocurrió antes de que se comenzará a hablar de ello en los medios, pero seguramente es la situación de muchas personas que como reacción a las campañas, a la acción inquisitorial del IFE y a los excesos de los partidos políticos, han pensado en
no votar en las próximas elecciones. Es como el resultado (en forma inversa) de una buena campaña publicitaria: mucha gente, sin ponerse de acuerdo, desarrolla una idea similar, en ese caso consumir el producto. No es extraño, aunque no lo esperaban, que muchos nos sintamos hartos, incluso asqueados, de la política que se ejerce actualmente en México.
Sin embargo me parece mucho más coherente, reactiva y útil, la opción de asistir a las urnas y anular mis votos (ojo, hay quienes ya lo quieren convertir en un movimiento político cuando es una acción ciudadana). Verás, no se trata de dejarles todo a los partidos para que lo jodan como se les de la gana; se trata de dejar bien clara nuestra postura en el sentido de que no estamos de acuerdo en la forma en que están gastando nuestro dinero. Los partidos han manipulado las leyes y los presupuestos para garantizarse el acceso irrestricto a cantidades excesivas de dinero que usan, sin rendir cuentas de ello, exclusivamente para asegurar su permanencia en el presupuesto. Y se han apoderado de la política y de las opiniones y de los espacios. Nadie puede criticarlos o mencionar sus errores porque se rasgan las vestiduras gritando "¡Guerra sucia"! mientras piden castigo y censura para los infractores. Digo: es ridículo.
Y también me siento ridículo yo mismo cuando en el pasado he decidido pensando en criterios como "el voto útil" para contribuir a que llegue el menos malo, o "el voto de castigo" para darle la oportunidad a la alternancia (¿y cuándo nos darán oportunidad a nosotros?), o el "voto solidario" para contribuir a que los partidos chiquitos conserven su registro y su presupuesto (¿y por qué tienen que moverme a compasión esos grupos que se organizan en forma gansteril y que convierten las agrupaciones en negocios familiares, como es el caso del PT y del Verde?).
Pienso que el voto nulo, y eso tiene preocupados al IFE y a los partidos, será una forma bien clara de decir "Aquí estoy, sí participo, sí quiero que las cosas cambien, pero no creo en ninguno de ustedes". Es cierto que aún con la mínima cantidad de votos a favor, algúnos candidatos tendrán que ganar, pero también es la oportunidad de señalar lo imperfecto de este sistema "democrático" que se ha convertido en una dictadura de partidos (en evolución de la "dictadura perfecta" de un solo partido de la que habló Vargas Llosa), en el que al mandato (bello) constitucional de que todo mexicano puede votar y ser votado, los partidos le han agregado la cláusula "siempre y cuando sea miembro de un partido político". Maldita nomenklatura.
¿Por qué no pensar que algo bueno puede salir de todo esto? Yo propongo que, por ejemplo, las diputaciones que hoy se regalan entre los partidos bajo el rubro (nada democrático, porque nadie vota por ellos) de "plurinominales", sean distribuidas entre ciudadanos no partidistas por medio de un proceso de insaculación como el que se usa para elegir funcionarios de casilla. Sí , ya sé que nadie habría votado por ellos, pero insisto: nadie va a votar por el inútil de Reyes Tamez, y aún así tiene asegurado un escaño en la siguiente legislatura, ¿qué tiene él (fuera del aval de la Maestra del Terror) que no tenga cualquier otro ciudadano (tú, por ejemplo) para cumplir con esa tarea? (Imagínate: ¡Me insaculé la lotería! ¡Seré diputado! ¡Hasta que se me hizo sacrificarme por el pueblo!)
Aún así, mejor un ciudadano que realmente represente a un sector de la población que un acólito que sólo asiste para cuidar los intereses de su partido.
No me importa que digan, como el marido borracho arrepentido después de que le puso una madriza a su esposa, que ahora sí van a cambiar las cosas. Casi todos han tenido oportunidades para modificar situaciones que ahora critican, y no lo hicieron. No me convencen, en Nuevo León, ni Rodrigo Medina ni Fernando Elizondo, ni traigo en el pecho los colores de ningún partido aunque digan que es de maestros: los maestros trabajamos en y para la educación; las actividades políticas se hacen como ciudadano, no como maestro. Tampoco me interesa votar por una animadora metida a la política sólo para que su partido mantenga el registro. De los candidatos a diputados... ¡Ja! ¿Por qué habría de confiar en ellos? -Como la humorista de Tatiana Clouthier que le dijo a la gente en San Pedro "¿En quién confiarías para que cuidara a tus hijos, en ellos [Mauricio y Pérez Góngora] o en mí?" Yo, por lo pronto, no le dejaría la alcaldía a una niñera, aunque sea muy buena para cambiar pañales-.
Si acaso, y sólo porque lo que ha hecho hasta ahora me parece meritorio (no por su partido), el domingo de las elecciones le daré mi voto a Abel Guerra para Presidente municipal, y anularé el resto de mis boletas.
Y lo haré ejerciendo mi derecho.