lunes, 28 de enero de 2008

¡Madres!

La palabra madre, tan ambigua y tan antigua, además de ser el sustantivo que se usa para nombrar a la progenitora de una persona, tiene varias acepciones que van desde las más inocentes (como nombrar "madre" a cualquier hembra que ha tenido crías, lo cual es una aplicación por extensión del significado, pues lo exacto sería hablar de progenitora, reservando la palabra madre para las progenitoras de la especie humana) hasta las más pervertidas, que serían todas aquellas que aluden a la palabra y sus derivados como formas de insulto.

Pero resulta que la cosa no es tan simple como parece, pues, en ocasiones, las expresiones que se usan poco o nada tienen que ver con la santa mujercita que espera amorosamente sus claveles y sus mañanitas el diez de mayo.

Cuando alguien, hablando con propiedad, expresa que ha habido un desmadre en determinado lugar, lo que está refiriendo es que un río ha excedido la capacidad de su cauce y ha comenzado a derramar sus aguas alrededor (el río se desmadró o salió de madre). Aunque habitualmente nos referimos a esa situación como "desborde", eso es algo que sólo puede ocurrir en donde previamente se han construido bordos para que contengan el avance de las aguas (como en el caso de las presas, que son grandes bordos). Y es que una de las varias aplicaciones que tiene la palabra "madre" es la de nombrar al cauce por donde ordinariamente corren las aguas de los ríos (www.rae.es dixit). Por extensión del significado, que es como se dan muchas de las aplicaciones de las palabras, se llama desmadre al efecto devastador que provocan las aguas al salirse de su cauce.

A partir de dicha aplicación "correcta" de las palabras, surgen las siguientes expresiones de uso cotidiano:

  • Hacer un desmadre: Provocar desorden, desastre o devastación (por analogía)
  • No tener madre: Carecer de rumbo o de cauce (analogía), carecer de valores o principios (metonimia -la causa por el efecto- y paralogismo o falacia -a) La madre encauza moralmente, b) X no tiene madre, c) Entonces no tiene valores-)
  • Tener poca madre: Tener disposición a salirse de orden/cauce (analogía)
  • Ser un desmadrado: No conocer límites (analogía)
  • Partir la madre a alguien: Lastimarle gravemente (metáfora), acabar con la buena ruta de su vida (analogía y metonimia -la causa por el efecto-)
  • Estar hasta la madre o hasta el tope: Ambas son formas contractas por elisión de la construcción "tener la madre hasta el tope", estar a punto de perder la capacidad de contención (analogía); estar a momentos de perder el control (metáfora)
  • Desmadrar: Romper (transformación a verbo y analogía)

Sin un significado claro, existen algunas expresiones que aluden a la madre que, aunque pueden ser interpretadas, carecen de una relación semántica clara con la palabra primitiva. Tal es el caso de "dar en toda la madre", "estar a toda madre", "estar con toda su madre" o el burlón "pura madre".

Más claras y directas en su sentido de ofensa (ahora sí) a la madre, son aquellas expresiones que le epitetan con adjetivos referidos a conductas, condiciones y situaciones como puta, pinche, chingada, y otras similares que le adjudican la participación, en ocasiones viciosa y en ocasiones abusiva, en prácticas sexuales moralmente reprobables. A quien quiera saber más al respecto, le recomiendo la lectura de "El laberinto de la soledad", donde Octavio Paz escribió muchas y valiosas reflexiones sobre el tema.

En todo caso, es menos gacho tener poca madre que ser un hijo de la chingada.

3 comentarios:

Luz Rodríguez Llanes dijo...

Pues hay algunos que no tienen madre, pero (según Octavio Paz)todos somos hijos d la chingada. Ni modo, ya nos chingaron la madre.

Oscarito Benavides dijo...

Y chingo a mi madre si no, como dijera la insigne atleta sonorense... ¡Salud!

Guillermo Berrones dijo...

Mi desacuerdo con Paz en relación a su Laberinto estriba en la parcialidad de sus juicios hacia la cultura mexicana. Con haberse pasado unos meses en LA creyó haber tenido la visión global y la autoridad para definir en un breve ensayo nuestra cultura. Se asume al "desconcierto" del extranjero frente a los ritos, símbolos y emociones por su propia naturaleza etérea, elitista, aristócrata. Demasiada soberbia intelectual lo cegó y alejó de los auténticos valores de nuestra cultura. Demasiado superficial también; sin negar el éxito editorial que tuvo con aquella publicación.
NO había leído tu texto. Y NO hay compló. Sigamos adelante. En verdad te admiro. Otra vez ¡Ay sí!