martes, 26 de febrero de 2008

Amarren a Willy

Mi participación en la salida del Mtro. Hernán Galindo de la planta docente de la ENS es uno de mis recuerdos más vergonzosos. Vivíamos los días de la renovación curricular con el celo de quienes tienen que acabar con todo lo malo que se hubiese hecho hasta el momento, y era inaceptable que una persona cobrase 5 horas de docencia asistiendo de la forma irregular en que lo hacía Hernán. Vivíamos (¿cómo explicarlo?) una saña purificadora bajo la dirección de la primera mujer que asumía esa dignidad, y yo como responsable del área a la que pertenecía Hernán, escribí el documento que poco después le costaría la plaza.

Entiéndeme; yo estaba convencido de estar actuando en la forma correcta. Pasaron muchos años para construir la parte del entendimiento que me permitió comprender que habíamos cometido un gran error y que figuras icónicas para la cultura como la del maestro Galindo tienen un valor muy superior a pinchurrientos 600 pesos que juzgamos inmerecidos. Hoy entiendo que una sola aparición pública del artista ostentándose como miembro de nuestra institución valía mucho más que eso.

También entiendo que la permanencia de ese supuesto afán por combatir lo negativo no es más que un subterfugio del maniqueísmo que se ha apoderado de nuestra normal: no les importa la pureza ni el bienestar o la calidad; quieren las horas y las plazas para sus compromisos.

Hoy lamento, sin saber hasta qué punto ha llegado, la pretensión del Mtro. Guillermo Berrones de abandonar nuestra Institución. Al igual que Hernán, Guillermo es una figura cultural de alta relevancia en nuestra sociedad norestense. Publica en forma cotidiana como quien compra un café en el Oxxo, y participa habitualmente en los foros culturales más variados. No te voy a mentir: tampoco se trata del mejor maestro que haya conocido; tiene tendencia a desviarse de los temarios y los propósitos para llevar sus cursos a las aguas de sus grandes pasiones: la literatura, la poesía y la cultura popular. Pero en todo caso, ésta sería una premisa para considerar que si quieres sacarle provecho como docente, tienes que ubicarle en espacios donde se puedan aprovechar sus conocimientos, experiencias y pasiones.

Alguien me comentó en algún momento que su salida de la ENS no sería una gran pérdida, a lo que yo contesté: "googlea tu nombre y cuenta las veces que aparezca refiriéndose a ti, no a un homónimo; googlea el de Guillermo y cuenta los resultados. Después me dirás si sería o no una pérdida". Simplemente hay cosas que el dinero no puede comprar.

Guillermo ha optado por mantenerse en el lado incómodo de la crítica política e institucional de la Normal y lo ha pagado con marginación, presiones y exclusión de beneficios que podrían hacerle más atractiva la permanencia en nuestra escuela. Y en ese sentido no puedo menos que entender su desencanto y deseo de buscar horizontes más benignos.

Decidas lo que decidas, Guillermo, y ocurra lo que ocurra, cuenta con mi respeto, mi apoyo y mi simpatía. Y si aceptas mi opinión, yo te digo: No te vayas; los bárbaros no son eternos.

Salud.

3 comentarios:

Ileana dijo...

Liberen a Willy.

Fer, los artistas son personas sensibles y no hemos aprendido a convivr con ellos.

Lástima…

° Marilyn ° dijo...

mmm, perdón por la ignorancia,

pero Hernán Galindo? Hernán Galindo?

El dramaturgo???

:O no sabía que fue maestro de la ENS :O


Y pues si, la escuela no sólo se queda sin un buen maestro...

saludos!

Fernando Arellano dijo...

Si, Marilyn, Hernán Galindo fue maestro en la ENS, pero sus muchos compromisos nacionales e internacionales le hacían faltar con frecuencia y enviaba un representante a sus clases de teatro.

Ya ves: en nuestra escuela no sabemos convivir con el arte y con la cultura.