Recuerdo firmemente la expresión, no así la situación ni el momento, de una amiga anunciándome que se encontraba a punto de enganchar su primer coche de agencia. ¿De qué color va a ser? -pregunté. Supongo que es la pregunta menos adecuada que puedes hacer a alguien que te dice que está a punto de engancharse en un crédito por el resto de sus días, pero fue la única que se me ocurrió; y la respuesta no pudo ser más memorable: "Rojo mírame". Y de alguna manera me pareció una respuesta lógica e iluminadora; finalmente, muchos de nuestros actos se encuentran regulados por el deseo de llamar la atención de los demás.
Me viene a la memoria, por ejemplo, la anécdota que se cuenta de Luis Miguel Dominguín, torero padre de Miguel Bosé, quien en una ocasión tuvo la oportunidad de pasar la noche con la entonces diva del cine holliwoodense Ava Gardner. Dice la historia que tan pronto como amaneció, Luis Miguel se levantó apresurado a vestirse, y Ava se despertó para preguntarle, entre somnolienta y desconcertada, que a dónde se dirigía con tanta prisa; "A contárselo a todos", fue la apresurada respuesta que dio el matador antes de abandonar la suite de la estrella para dirigirse a, efectivamente, contárselo todo a la prensa y a sus amigos. Supongo que, como buen caballero, no quiso dejar el acontecimiento a su propia memoria.
Me pregunto si eso de tener un blog no será, de alguna manera, como tener un carro color rojo-mírame. ¿Escribimos realmente para expresar y compartir ideas, sueños, expectativas y cosas por el estilo? ¿O se trata simplemente de un acto destinado a llamar la atención de los demás? Y, si ese es el caso, ¿quiénes son esos otros que constituyen el grupo de los "demás"?, y ¿cuáles son los parámetros para medir el éxito?
¿Cómo estar seguro de qué el rojo realmente provoca que me miren?
Hace poco me enteré del caso de una persona que tiene un blog y se declara dispuesta a cerrarlo porque considera que muy poca gente lo visita, pues prácticamente nadie he dejado comentarios en sus posts. Ante esa situación me surgieron las interrogantes que dieron origen a este texto. Personalmente, no creo que el conteo de comentarios sea la medida más precisa del nivel de éxito que tiene una página de este tipo. Supongo que lo sería si el propósito fuera comercial; sin embargo, las utilidades netas que reporta el ejercicio de escribir para publicar, haciéndolo de forma cotidiana, son mucho más significativas que los "cinco minutos de fama" que se puedan alcanzar por uno o dos posts impactantes u oportunos.
Puedo asegurarte que el principal indicador de éxito en el ejercicio de mantener un blog se encuentra en el incremento de las competencias escribanas de quien redacta, en la mejora gradual del dominio de los diferentes registros, y en el fortalecimiento metacognitivo en que se involucra quien revisa sus propios escritos pensando en las posibilidades receptivas a manos de diferentes lectores, sean éstos reales o no.
Escribir para publicar es una de las maneras más efectivas de fortalecer las competencias comunicativas y las demás habilidades intelectuales. No es por casualidad, ni tiene el espíritu de promover el exhibicionismo intelectual, que una de las actividades que mayor énfasis recibe en las propuestas educativas contemporáneas es la de publicar textos elaborados por los aprendices.
Obvio resulta decir que el maestro de lengua, así como se espera que sea un lector avezado como condición básica para ser capaz de promover el hábito y el gusto por la lectura de sus alumnos, debería ser un creador habitual y eficiente de textos antes de pretender enseñar a unos alumnos a redactar.
Porque no me negarás que resulta absurdo que personas que en su vida han escrito más allá de su nombre en las portadas de textos copiados, se erijan como censores de la calidad de los textos creados por los alumnos. Y esta situación juega para el maestro de cualquier asignatura, pues en prácticamente cualquier clase se solicita a los alumnos la creación de textos.
De tal forma que, efectivamente, es probable que quien crea un blog esté reemplazando (o tal vez complementando) la existencia de un coche color rojo-mírame; y es posible que una vez logrado el objetivo o, como en el caso que mencioné, nunca alcanzado, el mantenimiento del sitio pierda sentido.
Incluso es posible (y la posibilidad resulta plausible) que se llegue a la redacción en Internet como una forma de ejercer libre y abiertamente el sagrado derecho al pataleo que todos tenemos ante situaciones que consideramos injustas. Y en este caso también resulta posible que el objeto de nuestro afecto (¿o defecto?) ni siquiera se entere de nuestra catarsis, y si se entera que no se dé por aludido.
En todo caso, supongo que aunque el coche no sea rojo, es posible que la gente lo mire; y suponiendo que nadie lo mire, nunca dejará de ser un vehículo.
Qué es lo que al final importa.
6 comentarios:
Gracias por tu reflexión no la podías hacer en mejor momento. Tienes razón, la escencia nunca se debe de perder, lo demás es lo de menos.
Así es Fer, la aceptación se mide con el número de comentarios ¿gran error?, o ¿queremos escribir Best Seller?
Desde que inicié este ejercicio en el Blog me has chingado con la necedad -no la mía- de que lo que allí expongo no es lo que se debe publicar en ese tipo de espacios; hoy me das la razón... me vale madres que no sea lo que "tú" dictas como propio para un Blog, yo escribiré y pegaré lo que me dé la gana, al fin es mi derecho y mi ejercicio... dile a tu amiga, si no es la misma que conozco, que siga, su blog es suyo y lo compartiremeos cuando nos dé la gana también.
¿Y cuándo antes has aceptado lo que yo opino? Que no lo dicto.
Y no. No es mi amiga ni sé en quien estás pensando. Lo que pasa es que siempre tengo buena puntería.
Como decía mi tía Pina: ¡Bueenas nocheeees!
Ahora que leo esto ya no me
da temor de hacer comentario en su blog, debo confesar que solo lo he hecho en el blog de la maestra ileana, del profesor Berrones y del maestro Benavides.
En fin, mi blog es para expresarme, no soy la gran escritora pero considero que es mi espacio de relajarme y de expresar lo que no puedo decirles a muchos.
Ah y no tengo comentarios O, escribo poco, pero mi propósito es hacerlo más seguido.
Gracias por indirectamente aportar algo para mi.
Rocío Palomo
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