Akira Kurosawa fue un conocido director de cine japonés. Una de sus películas más famosas es "Los siete samurais" que cuenta cómo un grupo completamente atípico es capaz de lograr un improbable triunfo gracias a elementos que poco tienen que ver con lo esperado. Es decir que ganan gracias a el entusiasmo, el espíritu de sacrificio y el deseo de triunfar, más que por la disciplina, el talento y la dedicación. El mismo tema y con tratamiento similar se cuenta en la película "Bichos" de Disney, mucho más familiar para la sociedad contemporánea.
Hace no mucho expresé mi opinión en contra de la forma en que ese tipo de tratamientos cinematográficos influyen en la actuación de las personas relacionadas con la educación. Postura que tengo que refrendar en relación con esta otra película y a partir de un evento y una situación que te platico a continuación.
Como recordarás, la escuela donde trabajo tiene dos modalidades para la formación de docentes: la escolarizada y la mixta. La modalidad escolarizada cuenta con una planta de trabajadores de base, la mayoría de ellos con varios años de experiencia, y la mixta se nutre laboralmente de personal por contrato. De hecho, ya anteriormente había criticado la manera en que se distribuyen las cargas académicas en la modalidad mixta.
Bueno, pues ya se llegaron nuevamente las fechas para la programación en la modalidad híbrida, y así nada más, pagando sin ver y sin que medie ningún acto o intención malalechera, es posible anticipar que, pese a las muchas declaraciones públicas de la directora en el sentido contrario, las hordas de la Burda Mafia acabarán organizando y provocando el mismo desmadre de siempre.
¡Pero cómo!, me dirás, ¡si a ellos tampoco les conviene que se hunda la normal!
Pues fíjate que les tiene sin cuidado, dado que un amplio sector de quienes sirven a tan indigna causa tiene la certeza de que difícilmente lograrían un trabajo tan bien remunerado en circunstancias diferentes, por lo que están dispuestos a continuar sangrando el presupuesto mientras puedan. Y de ninguna manera van a permitir que se les restrinja el acceso a la chiche por razones tan ambiguas (y me temo que incomprensibles para ellos) como la "calidad educativa" -Usté nom'ás diga, jefe; ¿qué formato hay que llenar pa' tener calidá'?-.
Pero como bien dice Memo, no tiene la culpa el profe, sino quien lo hace catedrático. Y en el caso de nuestra institución hay evidencias y circunstancias más que suficientes para identificar la cabeza responsable del desorden académico; pues así como el buen estado y el avance que se observa en el aspecto material y operativo pueden constituir la prueba de que la persona responsable está haciendo bien las cosas, el contraste que ofrecen las áreas de evaluación, actualización y docencia con sus nulos resultados también tiene un nombre.
Desde que llegó Lety a la dirección de la Normal, la calidad académica de nuestra institución ha mantenido un movimiento sostenido en picada. Pero yo (y mucha gente tendrá que coincidir conmigo) meto las manos al fuego por la experiencia y la capacidad académicas de Lety; no así por su buen juicio al momento de tomar decisiones y asignar funciones, área en la que ha mostrado sus mayores debilidades.
La actual subdirectora académica no ha logrado mostrar resultados positivos contundentes (muchas vaguedades y ambigüedades sobre posibles señales de avance, eso sí), situación que ya en forma consuetudinaria se justifica achacando los fallos a los maestros que no quieren hacer las cosas. Lo cierto es que la falta de ascendencia sobre la planta docente y su escasa experiencia en la toma de decisiones han sido los factores determinantes para construir el fracaso institucional.
Y mira que te estoy hablando de la subdirectora, no de la maestra; porque ese es un gran problema que tenemos en nuestra cultura: somos incapaces de separar la evaluación a los puestos y funciones de las personas. Lariza (ahora sí, Lariza), además de ser agradable en el trato, es una persona con una preparación profesional sólida y variada, pero aunque cuenta con experiencia docente, su trayectoria en este rubro no ha sido lo suficientemente significativa como para constituir un elemento de prestigio público. ¿Ves? No es que sea buena o mala maestra: es que nadie lo sabe; y el prestigio docente es la primera condicionante para construir un liderazgo académico.
El problema no es de formación: es de perfil. Y como no se ha logrado que un equipo de experiencia y prestigio se integre como soporte (lo cual constituiría una defensa efectiva contra acciones montoneras y gandallezcas), se ha recurrido al procedimiento dado a conocer por Kurosawa en su ficción: hacer de los campesinos un ejercito bajo el liderazgo de unos cuantos guerreros que tampoco habrían sido la primera elección. En la película ganaron, pero casi por chiripada.
Hoy estaba en la biblioteca de la Normal y (dejá vu) puede escuchar los diálogos de: "¿A dónde te mandaron?", "Que a expresión", "A mí a adolescentes", "¿Y qué vamos a hacer?" "Que vamos a leer porque nos van a aplicar un examen", "¿Y si no pasas?", "¿Y a poco crees que todos van a pasar?"; y cosas por el estilo, así, entre el temor y el cinismo.
Y esa parece ser la nueva estrategia para profesionalizar a la planta docente de la modalidad híbrida: poner a los futuros formadores de docentes a estudiar para un examen. ¿Y los perfiles? Bien gracias; es obvio que ni siquiera los han consultado para tomar decisiones. Es más: ya me di cuenta de que en la jerga de la BM (que ya se ha institucionalizado) "perfil" se refiere a conocer el perfil de egreso (no cubrirlo; ni lo mande la Virgen) tener algún estudio comprobable y disposición para la militancia; a lo mucho ya haber impartido una asignatura, al margen de lo bien o mal que lo hayas hecho.
Y pensar que por menos cesaron al Tolo.
3 comentarios:
Mi querido Fer, desgraciadamente, estoy de acuerdo contigo; me gustaría tener algo que decir para sacarte de tu error...tal vez sea después
Estoy en las listas:
Estrategias II
de maestra por supuesto
no tengo ni experiencia ni estudios para aspirar a más.
No debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no debo decir nada, no puedo decir nada, no quiero decir nada, no vaya a ser que me llamen... ja, ja, ja... como si fuera a suceder!
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