lunes, 19 de noviembre de 2007

El método Hitchcock

Recuerdo haber leído, aunque no recuerdo dónde, que Hitchcock (el famoso director de cine) contribuyó a una tremenda banalización de los principios del psicoanálisis al presentarlo como una técnica simplona. El ejemplo que recuerdo es el de un personaje que sufre de ceguera histérica a causa de un acontecimiento traumático que no es capaz de recordar; en medio de una gran cantidad de intrigas ocurre algo que le hace recordar (apoyado por una terapeuta piernudota) el acontecimiento traumático que le originó la ceguera y recupera instantáneamente la vista a tiempo para salvar a la chica en peligro.

Obvia decir que las cosas no ocurren así en la vida real.

Vamos a ponerlo de esta manera: no basta con "darte cuenta" de las cosas o de los problemas para que las cosas cambien o los problemas se resuelvan, aunque la cultura del "querer es poder" (con todas sus variantes modernas) insistan en convencernos de que un acto de voluntad o de imaginación puede ser lo suficientemente poderoso como para transformar la realidad. Y digamos que las cosas no pueden moverse a tales extremos de magia; no en el mundo real.

Viene esto a cuento porque recientemente fui contratado para impartir un curso que se relaciona con la prueba esa de Enlace (en donde salimos de la jodida) y para cuyos efectos se me brindó una capacitación, junto con maestros de varios estados, de manos de personal de la UPN, quienes se encargaron de diseñar el diplomado. Y no sé, pero yo pienso que deberíamos de centrarnos en estrategias didácticas y en recursos para la enseñanza, pero en lugar de eso, el diplomado se trata de leer montones de textos que hablan sobre la importancia de enseñar a leer y a escribir, y lo satisfactorio que es para un maestro que las cosas salgan bien. Algo así como pretender que el maestro "se de cuenta" de lo importante que es su trabajo y que a partir de ese momento, en la mejor aplicación del método Hitchcock, comience a enseñar bien.

Y mira que esa concepción del desarrollo de competencias no es privativa de la capacitación y la actualización docente; también a nivel formación inicial es obvio que quienes tienen la sartén por el mango mantienen una relación fetichista con los textos, al grado que la mayor parte de las "sugerencias metodológicas" son del tipo: leer-haceralgoconloleído.

No es que yo tenga algo contra la lectura; al contrario, coincido en que una de las principales limitantes para el desarrollo de la educación es la falta de hábitos lectores, y particularmente la falta de disposición para usar la lectura como herramienta para el mejoramiento profesional; el problema es que no se puede tomar a la lectura como la panacea cultural: no lo es. Lo ilustro de esta manera: un médico especialista en riñones, por ejemplo, encontrará muy ilustrativo un texto sobre investigaciones recientes en el tratamiento de dolencias renales: sólo a partir de que cuenta con los conocimientos y experiencias (amén de la formación) que le permiten interpretar y otorgar un sentido al contenido del texto.

En el caso de docentes que han fracasado al educar a unos alumnos es de esperarse que carezcan de herramientas para la comprensión e interpretación de textos especializados (aunque a los expertos con doctorado en educación les parezcan simplísimos); en cuanto a los aspirantes a docentes... bueno: hay algo que se llama formación inicial, y es ahí donde resulta fundamental la presencia de expertos como formadores; y esos expertos se dedican a explicar y moldear el conocimiento de técnicas y recursos para la enseñanza.

No sé si me explico: Creo que no es bueno poner las carretas delante de los caballos.

Podemos disfrutar una película de Hitchcock, o de nuestro realizador favorito, pero no podemos asumir que los métodos de la ficción son aplicables a la realidad.

O no avanzamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, como siempre me encanta leer lo que escribe, pero creo que al igual que a las peliculas de Hitchcock, ¡No le entendí! ¿o no le quise entender...? bueno saludillos y un abrazo.