Una nota de Tere me recordó que hace un año estuve en Real de Catorce con un grupo de alumnos de 5o. semestre. Además de trabajo académico (que sí lo hicieron -ellos, yo andaba en la milonga-), nos dimos la oportunidad de disfrutar un poco de la vida nocturna del otrora pueblo fantasma, hoy día convertido en una especie de isla cosmopolita en medio de la sierra gracias a la visita de Julia Roberta y el Bratz Pritt.
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