viernes, 8 de abril de 2011

Enseñar en tiempos del cambio

Tomar decisiones didácticas es una tarea relativamente simple: basta con saber qué es lo que se tiene que enseñar y cómo aprenden nuestros alumnos. Es, como corresponde, una relación personal que se establece entre dos entidades que son el maestro y los alumnos (sí, "los alumnos" en forma colectiva). Quien tiene cierta experiencia en la educación sabe reconocer cuáles son las vías más adecuadas para dotar de conocimientos y habilidades a sus alumnos. Vale mantener en mente que esto sólo es posible y cierto en el caso del docente que domina su asignatura.

Uno de los problemas de la educación tiene que ver con la falta de compromiso de docentes que, aún concientes de su falta de dominio disciplinar, evitan a toda costa emprender actividades de autoaprendizaje y se limitan, lo más de los casos, a culpar al sistema por cambiar los contenidos y a las formadoras por no enseñarles, por ejemplo, que Canberra (y no Melbourne) es la capital de Australia, o que cien grados es la temperatura de evaporación del agua sólo a nivel del mar y sólo cuando se trata de agua destilada. Y bueno, eso no es algo que se resuelva con premios a la formación; ya ves, hay un montón de gente que no participa en Carrera Magisterial por no someterse a una evaluación (no hablemos de las trampas, por ahora).

Sin embargo, creo que el verdadero gran problema de la educación en nuestro país tiene que ver con la toma de decisiones didácticas por parte de gente que no la ejerce y que no la ha practicado en mucho tiempo. Ideólogos de escritorio que desde la barra más alta de las estadísticas lanzan acusaciones y descalificaciones genéricas contra el quehacer docente, y nos endilgan, sin más ni más, una nueva metodología o un nuevo procedimiento de trabajo; acompañado, eso sí, de un discurso mediático y mediatizado sobre la resistencia al cambio de los ineficientes y las dificultades que tienen que enfrentar los innovadores como ellos para transformar al mundo y llevarlo al futuro brillante y promisorio que ya vislumbraron para todos nosotros.

Y es cierto que hay que cambiar, pero no cada ciclo escolar.

En realidad, la mayoría de esa medidas y modas son adoptadas y transferidas de manera deficiente, a partir de modelos simplificados que banalizan el fondo de las propuestas. Así, la enseñanza basada en competencias, el trabajo por método de proyectos, la enseñanza situada y un sinfín de propuestas "innovadoras", llegan a las escuelas convertidas en un nuevo requerimiento de formatos a llenar con los mismos elementos que antes, pero presentados de manera distinta. Puede decirse que los únicos beneficiados de estas supuestas transformaciones son quienes venden los materiales, la metodología y las capacitaciones, y, en cierta medida, el burócrata que organizó todo, pues ahora cuenta con montañas de papeles que sirven como constancia de sus esfuerzos por tansformar una situación detectada; situación que no se mejoró, porque la gente no está dispuesta a cambiar y prefiere seguir con sus prácticas anquilosadas e ineficientes. Afortunadamente, los resultados darán lugar a un bonito informe que servirá para justificar muchas más horas de capacitación y muchas más pilas de evidencias.

Pero no digas que sólo hago la crítica sin proponer algo concreto, ahí te voy: ¿quieres mejorar tu práctica docente? Pues entonces lee los documentos normativos (Plan, Programas, Justificación, Plan Nacional de Desarrollo) y coméntalos con tus colegas. Entiende los propósitos de tu asignatura. Revisa los temas antes de impartir la clase y planifica tu actuación (qué harás, qué dirás y qué actividades orientarás). Consulta los temas a explicar en otra fuente que no sea el libro del alumno (y trata de ir más allá del rincón del vago o de buenas tareas). No encargues tareas sólo para llenar los cuadernos de los alumnos y, cuando las encargues, procura que refuercen lo que les enseñaste: no los mandes a aprender solos lo que tú tenías que haber enseñado. Así de simple. Es cierto, es trabajo, pero para eso nos pagan.

Ah, y revisa las tareas, porque hay profes que no revisan tareas (o exámenes).

¿Dudas?