lunes, 28 de enero de 2013

Crucero peligroso

Cada mañana circulo por la avenida Rangel Frías hacia el norte. Es una de las vías rápidas que mejor dinámica de circulación ofrece en nuestra ciudad metropolitana de Monterrey. Es cuestión de minutos para llegar al final de la avenida, justo en donde comienza uno de los sectores habitacionales más conflictivos y problemáticos para nuestras autoridades: el sector Tierra y Libertad; ahí, al pie de las torres de alta tensión y haciendo uso integral del correspondiente derecho de paso, cientos de casas se amontonan e impiden la continuación de la vía rápida hacia la Avenida de la Aurora que conecta con Gral. Escobedo.

Y como cada mañana yo voy para Gral. Escobedo, tengo que continuar mi camino introduciéndome en el barrio a través de una calle cuyas orillas se encuentran llenas de viejas vans, camionetas y camiones de tres toneladas que hace mucho dejaron de ser “de modelo reciente”. La consecuencia es que decenas de vehículos, de todos tamaños y configuraciones, avanzamos simultáneamente por la calle Santiago, con el propósito de llegar a la Ave. Bernardo Reyes (que yo tomo hacia la izquierda para continuar hacia Escobedo). El riesgo, que no siempre permanece latente, es el de dar a otro vehículo un rozón lateral, lo que, cuando ocurre, acaba colapsando por completo la circulación.

Al llegar al cruce con B. Reyes, los trasbordantes nos topamos con un arroyo ininterrumpido de vehículos que se dirigen hacia el sur (centro de Monterrey) y con la necesidad de realizar la arriesgada maniobra de “aventarse en la primera oportunidad”, porque no hay semáforos y (Dios los libre) tampoco algún agente de tránsito.

De más está decir que los accidentes están a la orden del día.

mapa

domingo, 27 de enero de 2013

Grandes mexicanos

Puede que sea yo el que está equivocado.

Lo cierto es que desde hace algunas semanas me está dando en la cara una campaña de radio donde una pretendida maestra pasa lista en el salón de clases, pero lo hace nombrando a quienes se presenta como modelo de los grandes mexicanos que el sistema educativo se propone formar a partir de la puesta en marcha de la Reforma Educativa. Y ahí están, diciendo “presente” al ser mencionados (sin respeto al canónico orden alfabético), personajes de la historia (sangrienta y centrada en la lucha por el poder) como Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Josefa Ortiz de Domínguez, entre otros.

El mensaje explícito es que, con la Reforma, los diferentes actores políticos en México se han puesto de acuerdo para lograr que la escuela pública se convierta en semillero de “grandes mexicanos”; y a mí me provoca escozor la idea de que sólo puede ser considerado como grandes personajes a aquellos que han participado en la lucha por el poder y el control del país. Porque ahí sólo están representados los tradicionales “próceres” de la patria; pero no se menciona a un Mario Molina, Octavio Paz, Daniel Bautista, Rodolfo Neri Vela, Hugo Sánchez, o algún otro miembro de esa pléyade de ciudadanos que, más que luchar por el control de las arcas de la nación, se han esforzado por destacar en sus campos específicos de competencia.

¿Cuál es el mensaje implícito? ¿Que sólo son buenos mexicanos aquellos que han constituido las raíces y los fundamentos del PRI? ¿Que la única forma legítima de ser un gran mexicano es involucrarse en la lucha por el control político de México? ¿Y dónde quedan los artistas, intelectuales, científicos y deportistas que han triunfado en sus respectivos ámbitos?; ¿ellos no son grandes mexicanos?

La campaña me ofende, como mexicano, y me parece distante de mi realidad, como docente. Creo que la reforma ya era necesaria, creo firmemente en las bondades de la escuela pública, y creo en su potencial para ser cuna de grandes mexicanos.

Pero no creo que la escuela sea o deba ser un centro de generación de competidores por el poder.