miércoles, 4 de julio de 2007

¿Así o más surrealista?

"Algo está podrido en Dinamarca". Me encanta el sentido alegórico que pueden tomar las palabras de Hamlet cuando evaluamos situaciones del mundo real (me gustaría entrecomillar real, pero acabaría encerrado en una secuencia de mundos posibles similar a un juego de matrushkas rusas, por lo que prefiero abstenerme de tal implicatura).

Hace unos momentos me presenté en el área académica (así se llama el sector de la escuela donde se encuentran los responsables de la gestión escolar de nuestra normal) para tratar de entregar unos exámenes de regularización que los tres alumnos sustentantes reprobaron. Resulta que no había ninguna secretaria para recibirlos; aquí es donde yo no entiendo para qué carajos insisten en que alumnos y maestros acudamos desde temprano a la escuela si las áreas de servicio siguen abriendo a las cinco como desde hace 45 años. Ante la ausencia de secretarias me dirijo con el responsable inmediato superior: la jefa de docencia bipolar.

Déjame te explico. En mi escuela hay una jefatura de docencia que es ocupada simultáneamente por dos profesoras; esta rara situación se ha justificado diciendo que ambas tienen medio tiempo y el trabajo es de tiempo completo. Más extraño es que, a pesar del aparente inconveniente financiero, casi siempre están las dos juntas. Ignoro si se trata de la percepción de que con ambas no se completa una, o si, en una de esas extrañas relaciones simbióticas que se dan en la naturaleza, aunque están juntas usan alternadamente el cerebro de una mientras el otro descansa. El punto es que cuando llegué a la oficina, sólo había media jefa, es decir que sólo estaba una de ellas (sé que una se llama Gabriela y la otra Rocío, pero como todo el tiempo se lo han pasado juntas, ignoro cuál es cuál), y le pregunté que si debía de entregarle a ella...

Tiempo atrás estas cosas eran muy sencillas: el Coordinador de especialidad resolvía todo. En el nuevo afán de hacer notengolaputaideaqué, desaparecieron a los antiguos coordinadores y nombraron unas figuras monigotescas que nadie conoce, trata o respeta. Resulta que me dice la mencionada media jefa que tengo que entregarle a cada alumno el examen revisado y el acta donde digo que no acreditaron, para que se vayan a corretear al etéreo coordinador para que les firme... ¡¿Te das cuenta?! No es que sea desconfiado, pero hay ciertos límites de procedimiento sobre los que la gente de la Administración Legítima, Legal y Ampliada no tiene la menor idea.

Me voy porque tengo que averiguar quién es el susodicho coordinador y arrancarle una firma. A ver si no me la niega por no ser alumno.

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