lunes, 23 de julio de 2007

Legibilidad

Cuando me preguntan que si un texto me parece bueno o no, aplico el único criterio que me parece legítimo y aceptable: el nivel de legibilidad; es decir, la forma en que el autor ha cooperado conmigo como lector para facilitarme el acceso al contenido del texto. Tú entiendes, ¿no?; que se cierre el circuito de la comunicación. Ya puedo estar convencido o no de lo que se afirma, creer o negar lo que se informa, gozar o repudiar lo que se me narra... siempre y cuando me sea posible entenderlo.

Ya sabes, lo de siempre, como cuando platicas con alguien; procuras usar palabras que el otro va a entender, dices las cosas en forma que suenen lógicas y procuras que haya cierta fluidez en tu conversación. Dicho de otra manera, le otorgas a tu discurso adecuación, coherencia y cohesión, que son los términos que usamos los maestros de lengua para nombrar a esas características de los textos. Estas tres propiedades están tan relacionadas con el contenido (lo que estás pensando al momento de hablar y tratas de transmitir) que yo diría que son las más importantes. Digo, saber ligar palabras, la gramática, también es importante, pero si no tuvieras ya un dominio de la gramática no podrías hablar nuestra lengua, y punto.

Otras dos propiedades del texto (que esto es hablar con propiedad), son el estilo y la presentación, donde, como con los parados que permiten que se nos reconozca de lejos, cada quien tiene su propia forma de hablar y (cuando la escuela no nos ha jodido convirtiéndonos en replicantes) su forma particular de redactar. Así como nadie habla igual a otra persona (parecido puede ser, pero no igual), nadie plasma sus ideas por escrito igual que otros. La presentación es simplemente la forma que se le da al texto para adaptarlo a las necesidades de comunicación: formal-informal, planeado-espontáneo, oral-escrito, extenso-breve, etcétera. Y mira: en un mundo racional, donde se respeta al pensamiento y a la creatividad, la forma queda supeditada al contenido y a los propósitos; así es como debiera ser.

Pero (e inicio párrafo con una conjunción) en el bendito inframundo en que laboro, centro formador de docentes que debiera privilegiar a la razón y combatir dogmas y servidumbres y promover la creatividad (injustificable polisíndeton), se otorga una incomprensible (bueno, no tanto) e injustificable (reduplicación cacofónica -y epíteto deleznable-) primacía a la forma sobre el contenido en la elaboración de textos académicos, pasando por los multiformes y policondicionales ensayos, hasta llegar al mitificado documento recepcional; decepcional que le dicen los elaborantes o perpetradores.

Y es que elementos de presentación, mero formulismo y formatismo, son la ortografía, extensión de frases y párrafos, tamaño y tipo de letra, márgenes, estilo de citado y de referenciado (principal contribución de los psicólogos a la academia, unas normas APA que son usadas como camisa de fuerza para la creatividad). ¿Sabes por qué los responsables se fijan tanto más en la forma que en el contenido? Simple. Porque es más fácil revisar formas que entender-interpretar-aportar a contenidos.

Ahora tenemos alumnos que al llegar a cuarto año tienen que olvidarse de todo lo que aprendieron sobre el trabajo escolar de tres años y volverse expertos en algo que se les exige hacer sin que se les haya enseñado en ningún momento (y conste que si el currículo no lo contempla ha de ser por algo): hacer reportes de investigación (son reportes de investigación aunque los obliguen a quitarles las marcas textuales que los identifican como tales). De la forma en que los restringen y conducen para escribir los contenidos ya te platicaré en otra ocasión.

Por ahora, lo que me interesa decirte es que un texto legible es aquel que se puede leer; ese donde el autor plasma sus ideas, experiencias y expectativas. Y yo pienso que en nuestra sociedad necesitamos maestros que sepan enseñar y después hacer textos legibles donde hablen de sus experiencias.

No creo, en cambio, que necesitemos de tantos Licenciados en Elaboración de Documento Recepcional.

¿O tú qué opinas?

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