jueves, 20 de septiembre de 2007

Confianza ganada

El volante reza así: "Aviso importante. Proximamente SE REESTRUCTURARÁ EL SERVICIO DE INTERNET y para que tengas salida a internet el departamento de informática necesitará que tengas el siguiente dato de tu laptop a la mano." Continúa después con una serie de instrucciones para localizar la dirección física del adaptador inalámbrico.

Tengo muchos años usando Internet. He contratado todo tipo de cuentas. Me he conectado inalámbricamente en muchísimos lugares... y nunca me habían pedido ese dato. "¿Cuál sería el riesgo de proporcionar este dato?" Pregunta hecha a alguien que sabe mucho más que yo de computadoras. "Pueden entrar libremente a tu sistema, revisar todo lo que tienes, incluso modificar cosas sin que te des cuenta.", es la respuesta. "Sólo debes proporcionarlo a gente en la que confías plenamente; es como entregar todas tus contraseñas.", concluye.

Recuerdo que uno de los grandes triunfos del departamento de informática ha sido detectar alumnos que visitaban páginas con contenido considerado inapropiado. Aún resuenan los ecos de aquella gran batalla verbal contra el alumno que estaba viendo pornografía y fue enfrentado por los agentes de la policía informática en su propio salón. Las restricciones para navegar y visitar sitios que ELLOS consideran "no adecuados" son reguladas por medio de un proxy que filtra por igual a alumnos y docentes ("Aquí no hay preferencias para nadie", dice el Secretario General de la Institución, mientras veo cómo las secretarias, directivos y empleados de informática navegan por sitios que para mí están vedados).

¿Confiar en quienes ya monitorean y regulan lo que puedo hacer en Internet, y aún así piden más? ¿En una escuela donde el 90% del software que se usa es ilegal y se usa el conocimiento informático para ocultarlo? ¿En un lugar donde ya se habla claramente de lo dañinas que son las ideas para el desarrollo profesional? (Sólo el discurso oficial mantiene la falacia de la apertura) ¿En quienes han hecho todo lo posible por ocultar sus manejos financieros y todo aquello que por Ley debería ser transparente? ¿Donde los beneficios laborales están supeditados a la sumisión ideológica? ¿Donde venganzas personales pueden resolverse con el uso de la fuerza institucional?

No lo creo, Gran Hermano. No me interesan tus justificaciones. Quédate con tus dádivas. Yo tengo Internet en casa; y en todo caso, en la Macroplaza es gratis y no me piden que ponga mis intimidades a su vouyerista (y temo que perversa) disposición ("¿Y por qué lo ocultas?" / "¿Y por qué te lo tendría que mostrar?").

Cuida tu karma.

Besitos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querido maestro, te comparto mi experiencia en la misma institución. Cuando inauguran la plataforma nos piden una contraseña, que como la mayoría de las contraseñas al escribirla aparece con asteriscos, así que imagine era privada, así que use la misma contraseña que en mis correos pero me di cuenta unas semanas después que el departamento de espionaje conocía las contraseñas de todos y eran visibles para todo el departamento; así que en un acto de burla les ponía recados en la contraseñas como: "mirones", "vouyeristas", "chismosos" y las cambiaba cada que se me antojaba, hasta que recibí un "aviso" de informática donde me pedían dejar de cambiar mi contraseña y me quedara con una definitiva, ¿QUÉ TAL?