jueves, 9 de agosto de 2007

Flashback II

El 24 de marzo de 2003 inicié con una terna de textos dedicados a resaltar conductas que son usadas para ocultar carencias u oscuras intenciones. Tres fueron los tópicos abordados: el snobismo, el kitch y el ladinismo. En su momento, mi intención era resaltar la actitud simuladora que comenzaba a permear en las actividades académicas, administrativas y políticas de la Normal Superior. Tal vez ahora, que las denuncias se hacen en voz alta y a muchas voces, mis textos de entonces parezcan tímidos, pero en su momento, insisto, trataron de ser una voz de alerta ante la previsible caída de nuestra institución en el hoyo de la mediocridad.

Transcribo con ejemplos y alusiones que pueden parecer descontextualizados, pero que en el fondo mantienen la misma crítica a lo que en su momento era una sutil amenaza. Insisto en no poner los nombres de las personas en que estaba pensando al escribir porque ni son todos los que están ni están todos los que son. Ya me contarás en quién piensas al leerlos.

De apariencias que engañan

Snob, kitsch, ladino, cursi... ¿Qué tienen en común estos vocablos? Que describen, de una u otra manera, actos de simulación por parte de individuos o instituciones que tratan de ofrecer una imagen que no corresponde con su realidad. A partir de esta semana y como un servicio a la comunidad, paso a pasar a decirles de qué se trata cada uno y cómo identificar su presencia en el mundo cotidiano.

Snob: En la Inglaterra de la Revolución Industrial, y gracias precisamente al auge de la industria en manos de plebeyos que se convirtieron en los nuevos ricos del país, las universidades más conservadoras (anteriormente reservadas sólo para la nobleza) se vieron en la situación (¿necesidad?) de aceptar a los hijos de estos nuevos ricos como alumnos. A fin de mantener un control estricto de privilegios, los alumnos eran registrados con una anotación de Nob., para Nobile (es decir: Noble o hijo de Noble); o de S. Nob. para Sine Nobile (es decir: carente de títulos o antecedentes nobiliarios). Está de más decir que estos S.Nob. se esforzaban por imitar a los Nob. en un esfuerzo por equipararse, pero la falta de cultura, al menos ese tipo de cultura, hacía que sus actos y maneras se vieran forzados y hasta ridículos. Desde entonces se llama Snob a quien pretende comportarse con finura y buen gusto, pero que a todas vistas resulta artificioso por la falta de formación y costumbre.

El o la snob compra arte, pero no tiene la menor idea de la estética y se deja guiar por opiniones de personas "que sí saben", aunque tampoco posee elementos para determinar tal autoridad. Otra práctica común entre los o las snobs es la adquisición de ropa y accesorios de alto costo o marcas reconocidas, aunque suelen ser víctimas de los falsificadores, quienes abusan de la inocencia e inexperiencia de estas criaturas que piensan que si algo es caro es porque es bueno, aunque la calidad no lo justifique.

El o la snob tratará de cubrir su falta de cultura aprendiendo unas cuantas palabras, frases y modismos que considera elegantes o cultas por haberles escuchado o leído en quien es considerado elegante o culto. Tomará estas palabras y frases para usarlas inmisericordemente en cualquier momento o circunstancia. Esta práctica puede llegar a ser efectiva en ciertos círculos donde la verborrea es altamente estimada, especialmente entre grupos de cultura limitada, pero no es un recurso que ofrezca resultados permanentes. Una consecuencia cotidiana del snobismo verbal es la deformación en los términos y en sus significados, llegando a la aplicación completamente inadecuada de expresiones y acepciones.

El mejor antídoto ante la tentación de caer en el snobismo es asumir que, como dice Serrat en su canción "Sinceramente tuyo", Uno sólo es lo que es, y anda siempre con lo puesto. Es mejor la naturalidad y la espontaneidad que la simulación.

Lo malo es que el snobismo que se practica actualmente allí-donde-te-conté se encuentra matizado por un fuerte componente de autoritarismo (que no autoridad).

Besitos. Te bañas.

1 comentario:

De puros cuentos y tristezas. Por J. Herrera dijo...

Zona anti-snob

Estimado fer, considero que la ignorancia, provoca el autoritarismo y el no querer salir de ella el snobismo. Por eso propongo una campaña de creación de zonas anti-snob.

Saludos.